El periódico inglés The Independent publica hoy varias historias sobre adopción, en un contexto en el que sólo 60 niños fueron adoptados en el país en 2010. Más abajo podéis encontrar la traducción de una de las historias más conmovedoras. Me ha impresionado, sobre todo, la resiliencia que destilan las declaraciones de Jono Lancaster y cómo ha sabido ver la parte positiva de su adopción y aparcar la parte negativa del abandono que precede todo proceso adoptivo.
Fuente: The Independent (30 de septiembre de 2011)
Jono Lancater, 26 años, trabajor social en Normanton, West Yorkshire.
Fue dado en adopción cuando era un bebé y ahora protagoniza en la BBC3 un documental titulado "Quiereme, quiere mi cara" sobre la búsqueda de los padres y hermanos biológicos. "Me dieron en adopción simplemente por mi apariencia física. Tengo un síndrome llamado Treacher Collins, que afecta al desarrollo de los huesos faciales. Me adoptó una mujer llamada Jean Lancaster cuando tenía 2 semanas de vida. Me considero enormemente afortunado por haber sido adoptado -mi familia ha sido maravillosa. No recuerdo que me hayan dicho nunca que soy adoptado -es algo que simplemente he sabido desde siempre. Cuando era pequeño solía presumir de ser adoptado antes mis amigos -les decía que mientras que sus padres habían tenido que conformarse con ellos, mi madre a mí me había elegido entre todos los demás bebés.
A lo largo de mi vida, mis sentimientos por mis padres biológicos han ido cambiando. El hecho de que me dieran en adopción simplemente por mi apariencia física, me ha hecho preguntarme si alguien más puedira quererme cuando mis propios padres no puedieron. A medida que he ido creciendo, he comenzado a pensar en cómo debieron sentirse -mi nacimiento debería haber sido el día más feliz de sus vidas y terminó siendo una pesadilla para ellos. Tuvo que ser muy duro. Yo quiero que sepan que yo he estado bien, que he sido feliz, que tengo una novia maravillosa. Los servicios de adopción me ayudaron a ponerme en contacto con ellos. Les envié una carta intentando establecer contacto, pero lo declinaron. Aquello me hizo sufrir mucho. Le debo mi felicidad a mi madre, Jean. Ella es una persona maravillosa. No tenía necesidad de adoptarme, tenía sus propios hijos biológicos ya criados, pero en lugar de dedicarse a disfrutar de la tranquilidad, me adoptó a mí y me crió. Aún hoy tiene niños en acogida, a pesar de sus 69 años. No quiero ni pensar dónde estaría yo sin ella. Ella me cuenta que tan pronto como me pusieron en sus brazon, sintió un vínculo conmigo. Es esencial que los niños tengan un hogar sano, feliz y seguro. Demasiados niños se ven obligados a ir de casa de acogida en casa de acogida. Eso es terrible. La estabilidad y el amor de una familia son lo más importante para mí. Los niños necesitan eso- alguien que esté a su lado incondicionalmente. Me gustaría adoptar. Es algo maravilloso y me asusta pensar que cada vez hay menos adopciones en Inglaterra."
No hay comentarios:
Publicar un comentario