Fuente: El Periódico de Extremadura (11 de diciembre de 2011)
Es terrible que una familia te explique que renuncia a adoptar un
niño en China porque lleva ya esperando tres años y aún le quedan otros
dos o tres de espera. Es decepcionante que otros te cuenten que, tras
superar entrevistas e informes y conseguir el expediente que los
certifica como aptos e idóneos, ya no pueden adoptar en un país porque
han cambiado las leyes y ahora no cumplen los requisitos, por lo que
deben renunciar.
Muchas han sido las personas que me han revelado
sus frustraciones familiares por lo complicadas que se han puesto las
adopciones. Sin embargo, un amigo mío no tiró la toalla y encontró una
vía que quizá pocos conozcan: a él y a su mujer les han negado la
adopción directa, pero tienen la oportunidad de adoptar un embrión. Al
parecer, muchas familias que se han sometido a fecundación asistida o in
vitro utilizan alguno de los óvulos fecundados, dejando otros
congelados y guardados. Estos óvulos fecundados pueden quedar a merced
de la ciencia o de una posible donación, y serán eliminados tras pasar
cinco años. Pues mi amigo y su mujer han adoptado dos de esos óvulos
fecundados, que le han sido implantados a ella en una sencilla
intervención, y se ha quedado embarazada.
El coste del proceso es
menor que el de una adopción internacional: no hay que mantener
entrevistas con psicólogos ni asistentes sociales, ni enseñar la casa,
ni viajar. El objeto de esta carta es dar a conocer otra posibilidad de
adopción, una oportunidad más de ser padres.