Fuente: Córdoba Local (1 de marzo de 2011)
Pepa decidió convertirse en madre adoptante soltera con 37 años. "Acababa de salir de una historia sentimental con una pareja que no quería tener hijos mientras la maternidad para mí era una necesidad. En ese momento, me planteé dos opciones, o me inseminaba o recurría a la adopción y opté por la segunda". Su familia, al principio reticente con la idea, le pidió que pensara bien lo que iba a hacer porque era una responsabilidad muy grande. Segura y valiente, Pepa se embarcó en un proceso de adopción en Nepal y, junto a otras mujeres en su misma situación, consiguió superar todos los obstáculos hasta que, dos años y medio después, Raúl y ella se constituían como familia monoparental en Córdoba. Ahora, el niño tiene seis años y Pepa confiesa que su proceso de adopción fue "mejor que un embarazo, lo mejor que me ha pasado". Y aunque ser madre soltera "es duro, porque no tienes en quién delegar, ni con quién conciliar la vida laboral y familiar, yo no lo cambio por nada". Pepa y su hijo son todo el uno para el otro, lo que ha creado vínculos "muy fuertes entre los dos", afirma. De hecho, "si tuviera más dinero y menos edad, me iría a adoptar a otro niño ahora mismo", dice convencida.
Muy lindo tu blog! Me gusta que puedas ayudar a padres a encontrarse con sus hijos!
ResponderEliminarTe dejo mi blog. Te invito a pasar por el mio! Te sigo! Me seguis?
Gracias por lo que has escrito, me he sentido muy reflejada pues soy madre soltera por elección de una niña kazaja preciosa y mis circunstancias fueron muy similares a las de Pepa.
ResponderEliminarAhora estoy embarazada, también soltera y por elección, de otra niña ¡me siento realmente afortunada!