La denuncia colectiva presentada la pasada semana en la Audiencia Nacional por la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir) puede acabar parcelada por toda la geografía española. El motivo es que la Fiscalía General del Estado ha rechazado abrir una causa general para investigar los casos de 'niños robados' y ha instado a los demandantes a presentar una denuncia individualizada ante los órganos judiciales de los lugares en los que supuestamente se produjeron los delitos.
El Ministerio Público que dirige Cándido Conde-Pumpido ha justificado su decisión en que los responsables de las sustracciones, llevadas a cabo en clínicas de toda España desde la década de los 40 hasta mediados de los 80, no integraban una única organización, sino que operaban en distintos puntos del territorio nacional.
La Asociación Nacional por Adopciones Irregulares (Anadir) presentó el pasado jueves ante la Fiscalía General del Estado la demanda colectiva que agrupaba a más de 200 afectados por las tramas de 'niños robados'. Los miembros de la asociación, representada por el abogado Enrique Vila, acudieron a la sede de la Fiscalía con pancartas en las que denunciaban la existencia de unos 30.000 casos relativos a la sustracción de niños recién nacidos en diversas clínicas, a cuyos progenitores se les comunicaba su fallecimiento, y que eran entregados a otras familias previa falsificación de los documentos necesarios.
Delitos no prescritos
El presidente de Anadir, Antonio Barroso, ha denunciado que entre los culpables de los robos de bebés se encuentran "médicos, comadronas, enfermeras, curas, monjas, funcionarios del registro civil e incluso personal de los cementerios" y que las sustracciones se efectuaron "en todas las comunidades autónomas". La asociación considera que los delitos cometidos por los implicados en las tramas no han prescrito a pesar del tiempo transcurrido dado que están relacionados con la apropiación ilegal de menores. "Se trata de secuestros que se mantienen a día de hoy".
Anadir entiende que los padres de adopción también fueron engañados por las tramas, ya que no se les comunicaba en ningún caso que los menores fueran robados. "Se ofrecían tres versiones, siempre las mismas, y se decía a los padres adoptivos que los bebés eran hijos de familias fallecidas en accidentes de tráfico o bien de madres drogadictas o prostitutas que no los querían", aclaraba.
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