Artículo publicado en información.es el 13 de diciembre de 2010
M. PALAU Hay niños que esperan cada día una adopción que nunca llega, porque es más complicado que alguien les quiera. Veinticinco niños de la Comunidad están bajo la tutela de la Generalitat, a través de Bienestar Social, a la espera de que alguien se los lleve a casa. En su caso, la adopción es más difícil porque son menores con necesidades especiales. Y esta etiqueta hace que su elección sea un complicado reto que alcanzar.
Este grupo es muy amplio y en él entran todos los menores que tienen más de 6 años. Tienen hermanos -no se les separa-, cuentan con alguna discapacidad, son seropositivos, de etnia o raza distinta a la caucásica o reúnen varias necesidades especiales. En estos casos, pese a que están en situación legal de adoptabilidad y preparados para irse a vivir con una familia, la Conselleria no encuentra a ninguna que quiera adoptarlos debido a las propias características de los menores y al nivel de dificultad que comporta su cuidado y su integración social. Según reconocen desde la propia Conselleria, sus trámites de adopción son idénticos a los de cualquier otro niño, pero los tiempos, mucho más ágiles. La razón es tan cruda como real, ya que no hay lista de espera: "Son muy excepcionales los casos en los que una familia decide acogerlos".
Sin embargo, también hay casos en los que estas adopciones deben meditarse y la institución debe evaluar la preparación e idoneidad del nuevo hogar. Hay familias conscientes de que el niño que se llevan a casa en régimen de adopción tiene una esperanza de vida muy reducida en algunos casos. Los progenitores saben que no será más de dos o tres años, pero al menos, como reconocen algunos padres adoptivos "queremos que ese tiempo, el niño esté feliz". Bienestar Social los tiene distribuidos en diversos centros de las tres provincias, junto a otros niños que también se encuentran en situación de acogida o a la espera de una adopción. El único requisito imprescindible para poder ubicarlos adecuadamente y escoger su destino mientras están bajo la tutela de la institución es que el centro de acogida esté adaptado a sus necesidades especiales, en el caso de contar con alguna discapacidad significativa.
703 niños en diez años
En os últimos diez años, un total de 703 niños con necesidades especiales han sido adoptados en la Comunidad. En este periodo de tiempo, 66 menores de estos adoptados tenían más de seis años, 103 eran de raza distinta a la caucásica, 23 tenían alguna discapacidad física, siete contaban con alguna discapacidad sensorial y 25 menores más, con discapacidad psíquica. En estos diez años, 15 de estos 703 menores, tenían el virus del VIH, 216 niños eran del grupo de hermanos y como la conselleria no los separa en la adopción, suele ser más difícil que una familia se decida por adoptar a todo el grupo. De este conjunto, 175 niños eran del grupo de dos hermanos, 28 del grupo de tres hermanos y 13 eran más de tres hermanos. Todos ellos fueron, en cambio, adoptados por familias con suficiente capacidad y disponibilidad para integrarlos como hijos en su hogar.
Sin embargo, pese a la facilidad con la que se propone poder adoptar a estos menores, las familias adoptivas deben ser declaradas idóneas por el consejo de adopción de menores de la Generalitat. Para ello, se realizan diversas actuaciones para valorar a cada núcleo familiar en función de su capacidad para enfrentar la problemática inherente a la paternidad adoptiva, como forma principal de prevenir fracasos. Y este trámite es idéntico para todas las situaciones de adopción. La administración debe comprobar si más allá del deseo de ser padre existe la capacidad para serlo. Un niño adoptado necesita "algo más" que el resto de los hijos porque, entre otras razones, ha sufrido un abandono, poseen un origen y un pasado, a menudo incierto, y por ello, los padres se enfrentan a más dificultades.
Este grupo es muy amplio y en él entran todos los menores que tienen más de 6 años. Tienen hermanos -no se les separa-, cuentan con alguna discapacidad, son seropositivos, de etnia o raza distinta a la caucásica o reúnen varias necesidades especiales. En estos casos, pese a que están en situación legal de adoptabilidad y preparados para irse a vivir con una familia, la Conselleria no encuentra a ninguna que quiera adoptarlos debido a las propias características de los menores y al nivel de dificultad que comporta su cuidado y su integración social. Según reconocen desde la propia Conselleria, sus trámites de adopción son idénticos a los de cualquier otro niño, pero los tiempos, mucho más ágiles. La razón es tan cruda como real, ya que no hay lista de espera: "Son muy excepcionales los casos en los que una familia decide acogerlos".
Sin embargo, también hay casos en los que estas adopciones deben meditarse y la institución debe evaluar la preparación e idoneidad del nuevo hogar. Hay familias conscientes de que el niño que se llevan a casa en régimen de adopción tiene una esperanza de vida muy reducida en algunos casos. Los progenitores saben que no será más de dos o tres años, pero al menos, como reconocen algunos padres adoptivos "queremos que ese tiempo, el niño esté feliz". Bienestar Social los tiene distribuidos en diversos centros de las tres provincias, junto a otros niños que también se encuentran en situación de acogida o a la espera de una adopción. El único requisito imprescindible para poder ubicarlos adecuadamente y escoger su destino mientras están bajo la tutela de la institución es que el centro de acogida esté adaptado a sus necesidades especiales, en el caso de contar con alguna discapacidad significativa.
703 niños en diez años
En os últimos diez años, un total de 703 niños con necesidades especiales han sido adoptados en la Comunidad. En este periodo de tiempo, 66 menores de estos adoptados tenían más de seis años, 103 eran de raza distinta a la caucásica, 23 tenían alguna discapacidad física, siete contaban con alguna discapacidad sensorial y 25 menores más, con discapacidad psíquica. En estos diez años, 15 de estos 703 menores, tenían el virus del VIH, 216 niños eran del grupo de hermanos y como la conselleria no los separa en la adopción, suele ser más difícil que una familia se decida por adoptar a todo el grupo. De este conjunto, 175 niños eran del grupo de dos hermanos, 28 del grupo de tres hermanos y 13 eran más de tres hermanos. Todos ellos fueron, en cambio, adoptados por familias con suficiente capacidad y disponibilidad para integrarlos como hijos en su hogar.
Sin embargo, pese a la facilidad con la que se propone poder adoptar a estos menores, las familias adoptivas deben ser declaradas idóneas por el consejo de adopción de menores de la Generalitat. Para ello, se realizan diversas actuaciones para valorar a cada núcleo familiar en función de su capacidad para enfrentar la problemática inherente a la paternidad adoptiva, como forma principal de prevenir fracasos. Y este trámite es idéntico para todas las situaciones de adopción. La administración debe comprobar si más allá del deseo de ser padre existe la capacidad para serlo. Un niño adoptado necesita "algo más" que el resto de los hijos porque, entre otras razones, ha sufrido un abandono, poseen un origen y un pasado, a menudo incierto, y por ello, los padres se enfrentan a más dificultades.
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