Fuente: ABC (27 enero de 2011)
¿Cómo te sentirías si te enteras a los 38 años de que tu vida ha sido una mentira, que has sido vendido como si fueses una mascota?. Antonio Barroso cumple 42 años en un mes. El interrogante que lanza es el resumen de casi toda una vida «a oscuras», pensando que era hijo de quien no era y sin conocer a sus padres biológicos todavía. Preside Anadir (Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares), que ha recapitulado en un año 500 casos «y miles de emails aún sin contestar e investigar», con sospechas o pruebas en su mano de que fueron adoptados en extrañas condiciones. «Unos tienen partidas de nacimiento falsificadas; otros tienen la confesión de sus padres adoptivos de que les “compraron” y otros han denunciado ante los tribunales hasta con su propio certificado de defunción. Es decir, que ellos mismos están muertos».
Con esas pruebas, testimonios y análisis de ADN que demuestran que no son hijos de quienes constan en el libro de familia como sus progenitores biológicos, incurriendo en otra falsedad más, hoy denuncian ante la Fiscalía General del Estado los primeros 300 casos de personas afectadas por una «mafia» —como la califica Anadir— «organizada para secuestrar y vender niños desde el hospital o clínica hasta el comprador».
«El fiscal no se va a atrever a archivarlo, con pruebas de secuestros (no olvidemos que el secuestro puede ser por la fuerza y también por engaño, y los casos se atendrían a esta segunda rama, si prospera la denuncia colectiva) por parte de algunos miembros del clero en la posguerra, pero sobre todo de enfermeros, médicos y responsables de hospitales públicos y privados». De esta manera, la causa puede culminar en uno de los mayores macrojuicios civiles en España. «Si archivan esta causa, vamos a ir hasta el Tribunal Europeo de Estrasburgo. No pensamos parar».
El abogado de la asociación, Enrique Vila, considera que hay base para pedir la responsabilidad patrimonial del Estado en el caso de los hospitales públicos y entiende que los afectados podrán pedir responsabilidades patrimoniales también por daños morales evidentes.
«200.000 pesetas por niño»
¿Cuáles son algunos de esos daños? «Lo primero que sientes es impotencia, mucha rabia, es un palo muy grande. No entiendes nada, tu vida no es la que pensabas y comienzas a pedir explicaciones a todo», contesta Barroso. Su madre, ya entrada en años, le ha confesado recientemente que no es su hijo de sangre. Tenía sospechas, así que a los 18 años investigó y al comprobar que en su libro de familia constaba como hijo de sus padres (de adopción) se detuvo. «Cuando mi amigo Juan Luis tenía a su padre en el lecho de muerte, éste le dijo que él y yo habíamos sido comprados a un cura y una monja de Zaragoza, tras nacer en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza». Habían pagado 200.000 pesetas por cada uno. Barroso no ha hallado a su madre. «Está sucediendo hoy en nuestros hospitales. Tengo casos del año 86, del 97 o de 2009...». Barroso pone voz a historias lejanas de la ciencia ficción: «El caso que más me ha impactado en este tiempo es de 1990, de una pareja que tuvo a su niña en un hospital público. Se llevaron a su hija, la trajeron a las horas más grande y la explicación del médico fue: «Se ha hinchado mucho, a veces pasa». El hombre “traga” y dos meses después la niña muere. Hace cuatro años pidió pruebas de ADN de los huesos de la niña, cuyos restos exhumaron. ¿Adivina? Aquella no era su hija, claro».
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