Las personas que quieran adoptar un niño, bien sea en España o en algún país extranjero, deben prepararse para una larga espera. «Los tiempos no se reducen ni se prevé que se vayan a reducir, se están incrementando», constata Joaquín García, presidente de Asturadop y flamante padre de una niña china que ha llegado a su hogar tras seis años de espera. Ante esa perspectiva su interés ha virado hacia la adopción nacional que, en palabras de García, registra «peticiones masivas» y los niños con lo que se denomina «necesidades especiales» (con alguna enfermedad, de minorías étnicas si se trata de adopción nacional o grupos de hermanos).
En China, que a mediados de la pasada década recibió un aluvión de solicitudes, la espera supera ya los cinco años y la mayoría de los niños asignados están incluidos en el grupo de necesidades especiales. «Los padres tienen que estar preparados para eso», advierte desde su experiencia personal.
Adoptar es cada vez más difícil, afirma. Países como Vietnam o Etiopía, último refugio de quienes aspiran a convertirse en padres, acumulan multitud de expedientes pendientes. El primero, informa García, no tramitará más hasta que resuelva los que ya están en curso y en el segundo también se han alargado los plazos. Sobre ambos planean las dudas más que razonables sobre la legalidad de su sistema de adopción.
En Asturias, en estos momentos, Rusia, Vietnam y Etiopía acaparan las solicitudes de adopción. Joaquín García destaca el notable descenso de las enviadas a Ucrania y la lentitud con la que avanzan los expedientes en Colombia. Apunta que el incidente protagonizado por una pareja asturiana que perdió a los tres hijos que se le habían asignado por abofetear a uno de ellos ha hecho que se examinen «con lupa» las solicitudes de parejas españolas.
En general, el tiempo medio de espera supera los cuatro años y en el caso de las personas solas que se aventuran a adoptar los plazos se dilatan aún más, tanto que el presidente de Asturadop no sabe de ningún caso en Asturias en el que se les haya asignado un niño tras esperas que superan los dos años.
Así las cosas, la alternativa es la adopción nacional y la adopción de menores con necesidades especiales. «Hay peticiones masivas es adopción nacional», afirma García, que resulta mucho más asequible económicamente para las familias, un aspecto a considerar en tiempos de crisis como estos.
Joaquín García cita la lista de recomendaciones redactada por el comité creado en el Senado sobre adopción, entre las que figura la de crear una bolsa nacional de niños en adopción, de modo que los solicitantes de una comunidad puedan optar a niños tutelados por otras autonomías. Actualmente, según los datos de Asturadop, 15.000 de los 30.000 niños que viven al amparo de las administraciones públicas están en situación de ser dados en adopción.
El presidente de la asociación de adoptantes asturianos considera insuficiente la información que desde el Instituto Asturiano de Atención a la Infancia se proporciona a quienes se interesan por esa vía para ampliar la familia. Dos horas de charla previa son, a su juicio, patentemente insuficientes. Sin embargo, en Castilla y León, cuenta, es obligatorio antes de optar a la certificación de idoneidad recibir diez horas de formación. «Sería bueno que las familias pudiesen reflexionar sobre su caso, sobre otros, sobre los distintos niños que pueden adoptar...», sostiene. «Eso es lo que cambia o hará cambiar la decisión de una familia», insiste. Se refiere concretamente a los niños con necesidades especiales. «No tiene por qué ser una enfermedad que condicione toda la vida de la familia, a menudo son problemas que pueden curarse aquí fácilmente, de corazón, hepatitis B...», detalla. Lo adoptantes están perdiendo el miedo, dice, y cada vez son más los que se animan a emprender la adopción de niños con esas características. «Los niños pequeños, con buena salud y a un coste ínfimo en la adopción se acabaron», asevera.
«Los niños pequeños, con buena salud y a un coste ínfimo en la adopción se acabaron»
Joaquín García Presidente de Asturadop
En China, que a mediados de la pasada década recibió un aluvión de solicitudes, la espera supera ya los cinco años y la mayoría de los niños asignados están incluidos en el grupo de necesidades especiales. «Los padres tienen que estar preparados para eso», advierte desde su experiencia personal.
Adoptar es cada vez más difícil, afirma. Países como Vietnam o Etiopía, último refugio de quienes aspiran a convertirse en padres, acumulan multitud de expedientes pendientes. El primero, informa García, no tramitará más hasta que resuelva los que ya están en curso y en el segundo también se han alargado los plazos. Sobre ambos planean las dudas más que razonables sobre la legalidad de su sistema de adopción.
En Asturias, en estos momentos, Rusia, Vietnam y Etiopía acaparan las solicitudes de adopción. Joaquín García destaca el notable descenso de las enviadas a Ucrania y la lentitud con la que avanzan los expedientes en Colombia. Apunta que el incidente protagonizado por una pareja asturiana que perdió a los tres hijos que se le habían asignado por abofetear a uno de ellos ha hecho que se examinen «con lupa» las solicitudes de parejas españolas.
En general, el tiempo medio de espera supera los cuatro años y en el caso de las personas solas que se aventuran a adoptar los plazos se dilatan aún más, tanto que el presidente de Asturadop no sabe de ningún caso en Asturias en el que se les haya asignado un niño tras esperas que superan los dos años.
Así las cosas, la alternativa es la adopción nacional y la adopción de menores con necesidades especiales. «Hay peticiones masivas es adopción nacional», afirma García, que resulta mucho más asequible económicamente para las familias, un aspecto a considerar en tiempos de crisis como estos.
Joaquín García cita la lista de recomendaciones redactada por el comité creado en el Senado sobre adopción, entre las que figura la de crear una bolsa nacional de niños en adopción, de modo que los solicitantes de una comunidad puedan optar a niños tutelados por otras autonomías. Actualmente, según los datos de Asturadop, 15.000 de los 30.000 niños que viven al amparo de las administraciones públicas están en situación de ser dados en adopción.
El presidente de la asociación de adoptantes asturianos considera insuficiente la información que desde el Instituto Asturiano de Atención a la Infancia se proporciona a quienes se interesan por esa vía para ampliar la familia. Dos horas de charla previa son, a su juicio, patentemente insuficientes. Sin embargo, en Castilla y León, cuenta, es obligatorio antes de optar a la certificación de idoneidad recibir diez horas de formación. «Sería bueno que las familias pudiesen reflexionar sobre su caso, sobre otros, sobre los distintos niños que pueden adoptar...», sostiene. «Eso es lo que cambia o hará cambiar la decisión de una familia», insiste. Se refiere concretamente a los niños con necesidades especiales. «No tiene por qué ser una enfermedad que condicione toda la vida de la familia, a menudo son problemas que pueden curarse aquí fácilmente, de corazón, hepatitis B...», detalla. Lo adoptantes están perdiendo el miedo, dice, y cada vez son más los que se animan a emprender la adopción de niños con esas características. «Los niños pequeños, con buena salud y a un coste ínfimo en la adopción se acabaron», asevera.
«Los niños pequeños, con buena salud y a un coste ínfimo en la adopción se acabaron»
Joaquín García Presidente de Asturadop
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